Hoy, por fortuna para todos, las cosas han cambiado y podemos hacer el viaje tranquilamente en 11 horas. Eso hicimos el pasado mes de mayo. Decidimos hacer un corto, pero intenso viaje a la localidad de Felines Minervois. Uno de los pueblos que contrataba a muchos nerpianos en aquellos años. En nuestro caso, cumplimos la promesa y visitamos a nuestra familia que residen en Felines desde hace más de 40 años. Tres días con nuestros tíos y primos, recordando aquellos viajes y aquellas jornadas de vendimia. Aprovechamos para recorrer todas las calles y alrededores de Felines y también para subir a Camplong.
Ya no funciona la cooperativa de vinos, pero continúa abierto el mismo café y la gasolinera regentada por la misma persona. Las viñas se vendimian todas con maquinas y algunas están abandonadas.
Volver Felines merece la pena, pensamos repetir.